Había una vez un gatito que
vivía con sus amigos en la parte trasera de un supermercado, todos estaban
bastante gorditos, y es que al cerrar la tienda les dejaban en un platito mucha
comida que se iba a poner mala y ya no se podía vender.
El gatito del que hablamos
se llamaba Zuri, era totalmente blanco y tenía unos ojos muy azules, muy
azules…, no era muy rápido corriendo pero si trepando, era el que mas alto trepaba de los árboles a
pesar de su triporra.
Y era el que mas trepaba
gracias a sus uñas, Si, tenía las uñas
mas largas de todos los gatos, así que a veces incluso a veces les quitaba la
comida a otros gatos y trepaba hasta lo alto de un gran árbol, donde ningún
otro gatito le podía alcanzar, el se reía mucho para a los demás no les hacía
ninguna gracia, era una broma pesada.
Un día apareció un perro,
muy grande buscando también la comida que sacaban desde el supermercado, los
gatitos lo miraron con miedo y corrieron a esconderse detrás de los arbustos.
El perro que era muy grande
olisqueó, y vio el platito de comida, gruñendo hacia donde estaban los gatitos
mirando muy asustados. Cuando terminó de comer se sentó allí mismo a descansar,
por lo que los gatitos no podía salir de su escondite, el perro les miraba y se
reía.
En ese momento pasó un niño,
Erlantz, que estaba paseando a un perrito bueno, para que hiciera cacas, vio al
perro tumbado y enseguida se dio cuenta de lo que estaba haciendo, no dejaba
salir a los gatitos.
*- Fuera de aquí.- le gritó,
y el perro se fue corriendo con el rabo entre las patas
Todos los gatitos salieron
corriendo de su escondite y fueron a dar las gracias al niño
El gatito blanco Zuri, levantaba
las patitas para que el niño lo cogiera
*- Oh!, que gatito mas
bonito, cómo me gustaría que te vinieras a vivir conmigo
*- Miauuuu, miauuuu.- lo que
quería decir que a él también le gustaría ir
Erlantz metió al gatito debajo de su jersey, y lo
llevó a su casa a escondidas porque no
quería que su madre le viera, no le dejaba tener gatos, decía que con un perro y dos pájaros ya era suficiente.
El perrito no estaba muy
contento porque ahora el niño le haría mas mimitos al gato que a él, pero como
era muy bueno no se enfadó.
Cuando llegó la hora de
cenar, Erlantz escondió un poco de carne en una servilleta de papel y se la
llevó al gatito que tenía escondido en su armario, de momento todo iba bien,
mamá no se había dado cuenta de nada
A la mañana siguiente cuando
se despertó el niño, notó un olor desagradable, ¿qué era eso?, se levantó, y
vio que el gato había hecho pis y cacas en la alfombra
*- Oh, no!!!, y ¿ahora qué
hago yo?
*- A desayunar!!.- su mamá
le llamaba, si abría la puerta de su dormitorio notaría el olor, vería las
cacas y se enfadaría muchísimo, tenía que limpiarlo y esconder al gato.
Recogió como pudo y abrió la
ventana para que se fuera el olor, estaba enfadado con el gato, ¿porqué no le
había dicho nada?, cuando su perro tenía que hacer cacas le gemía para que
supiera lo que necesitaba.
Metió al gato en el armario y
fue a desayunar, mientras tomaba los cereales con su madre, oyeron un extraño
ruidito, risss, riiisss, era como si
alguien estuviera rayando algo, y el ruido venía de su cuarto. Su madre
se levantó rápidamente y fu hasta el armario de su cuarto a ver qué pasaba
*- No, no.- gritó Erlantz ,
poniendo se delante de la puerta, no es nada, ya lo miro yo
*- ¿Qué tienes ahí dentro?,
no será un animalito, ¿no?, quita de en medio y abre la puerta, por favor
Erlantz se apartó con la
cabeza baja, abrió la puerta, y del armario salió de un salto el gatito blanco.
Su madre dio un grito de
sorpresa:
*- Pero qué es esto?
*- Es que tenía hambre y
frío……..
*- No lo creo, estos gatos
viven muy bien en la calle, y ¿a qué huele?, y mira como está esa alfombra de
rota, la ha rayado entera con sus uñas!!!
El gatito sonreía
satisfecho, sí, él tenía las uñas mas largas de toda la zona y consideró que
era muy divertido jugar con ellas en la alfombra, pero había sido una broma
demasiado pesada, y mamá no iba a admitirlo.
Erlantz, miró al suelo y las
lágrimas empezaron a salir, y a mamá le dio pena
*- Está bien , te lo podrás
quedar, pero pero tu le vas a enseñar a hacer pis y cacas en la terraza, y lo
vamos a llevar al veterinario para que le corte las uñas y no pueda destrozar
la alfombra
El gatito blanco abrió los
ojos horrorizado, sus uñas, sus maravillosas uñas, intentó huir pero mamá lo
metió en una caja de cartón y le llevaron al veterinario donde le cortaron las
uñas. El gatito se quedó muy triste, pero aprendió la lección, y decidió que nunca mas iba a utilizar las
uñas ni para quitar la comida a sua amiguitos, ni para gastar ninguna broma
pesada a nadie. Cuando le volvieran a crecer las utilizaría bien, sin molestar
a nadie.
Y colorín colorado, este
cuento se ha acabado