Había una vez en un pequeño pueblo vivía una
señora mayor, una abuelita en una casa ella sola con algunos animalitos. Tenía
dos perros a los que llevaba todos los días a la playa , tenía también dos
gatitos, uno blanco y uno negro, que solían jugar en el jardín, y tenía también
dos pequeños periquitos que cantaban en su jaula y de vez en cuando salían a
volar alrededor de la casa.
La señora tenía un nieto, que solía ir a
visitarla y los dos veían una película mientras comían dibujos animados.
Un día se puso en el pueblo un mercadillo de
cosas antiguas, había puestos que vendían mesas, y sillas antiguas muy bonitas,
otros vendían monedas antiguas, otros lámparas, vajillas, todo antiguo.
El nieto de la señora que se llamaba Erlantz,
estaba paseando por el mercadillo cuando vió algo que le llamó la atención, era
un reloj de cuco antiguo, de madera, con una puertita redonda y roja por donde
salía un pajarito y cantaba cada vez que daban las horas puntas.
El reloj le encantó a Erlantz, y dentro de
poco iba a ser el cumpleaños de su abuela, miró en el bolsillo y vio que tenía
varias monedas, qué bien!, se lo regalaría a su abuela.
Se lo llevó a casa, lo sacó de la bolsa y lo
dejó encima de su mesita escritorio para limpiarlo bien antes de regalárselo a
la abuela, y se fue a cenar
Cuando volvió a su cuarto, había algo
diferente en el reloj, había cambiado de sitio, y estaba puesto mirando hacia
la ventana
*- Que raro .- pensó Erlantz.- yo creo que lo
pues mirando hacia la puerta. Bueno, no pasa nada, lo limpiaré bien con un
trapito
Y eso hizo , lo limpió bien, bien, lo dejó
encima de la mesa mirando hacia su cama y se fue a dormir.
Cuando se despertó se quedó mu sorprendido,
el reloj volvía a estar mirando por la ventana. Le preguntó a su madre, pero
ella no había tocado nada.
Se sentó en su escritorio después de
desayunar, y empezó a manipular al relos, abrió la portezuela y miró el
pajarito, era muy parecido a los periquitos de la abuela, lo limpió un poco
pues tenía polvo, miró por todas partes, pero no tenía nada raro, así que le
dio cuerda y lo envolvió en papel de regalo. Se vistió y muy contento, con el
reloj de cuco debajo del brazo se dirigió a casa de su abuela, era su
cumpleaños.
*- Abuelita, abuelita.- gritó.- Felicidades
*- Gracias
Erlantz, ven y prueba la tarta de chocolate que estoy haciendo para la
fiesta de esta tarde.
*- Buaaa.. chaval!!! Está buenísima abuelita,
toma te he traído un regalo
La abuelita abrió entusiasmada el regalo
*- Ala!!! Un reloj de cuco antiguo, Erlantz,
que chulada, muchas gracias, justo lo que quería. Mira lo colgaré en esta
pared, mirando a la mesa, y escucharé al pájaro dando las horas todos lo días
*- Abuela, yo creo que el pajarito prefiere
estar mirando por la ventana
*- Que cosas dices Erlanta, es un muñeco , no
es un pájaro de verdad
*- Lo sé abuela, pero de verdad, creo que
prefiere mirar por la ventana
La abuela sonrió, no le costaba nada dar la
vuelta al reloj, así que lo puso mirando por la ventana
Había llegado ya la hora de que Erlantz se
fuera a casa, así que le dio un beso a la abuelita y se marchó, cuando pasó al
lado del reloj de cuco , de repente se abrió la puertita del reloj y el
pajarito salió, le miró , le giñó un ojo y hablo
*- Gracias Erlantz
Y colorín colorado…, este cuento se ha
acabado
No hay comentarios:
Publicar un comentario