miércoles, 29 de junio de 2016

EL GATITO QUE PRESUMIA DE SU LARGAS UÑAS

Había una vez un gatito que vivía con sus amigos en la parte trasera de un supermercado, todos estaban bastante gorditos, y es que al cerrar la tienda les dejaban en un platito mucha comida que se iba a poner mala y ya no se podía vender.
El gatito del que hablamos se llamaba Zuri, era totalmente blanco y tenía unos ojos muy azules, muy azules…, no era muy rápido corriendo pero si trepando,  era el que mas alto trepaba de los árboles a pesar de su triporra.
Y era el que mas trepaba gracias a sus uñas, Si,  tenía las uñas mas largas de todos los gatos, así que a veces incluso a veces les quitaba la comida a otros gatos y trepaba hasta lo alto de un gran árbol, donde ningún otro gatito le podía alcanzar, el se reía mucho para a los demás no les hacía ninguna gracia, era una broma pesada.
Un día apareció un perro, muy grande buscando también la comida que sacaban desde el supermercado, los gatitos lo miraron con miedo y corrieron a esconderse detrás de los arbustos.
El perro que era muy grande olisqueó, y vio el platito de comida, gruñendo hacia donde estaban los gatitos mirando muy asustados. Cuando terminó de comer se sentó allí mismo a descansar, por lo que los gatitos no podía salir de su escondite, el perro les miraba y se reía.
En ese momento pasó un niño, Erlantz, que estaba paseando a un perrito bueno, para que hiciera cacas, vio al perro tumbado y enseguida se dio cuenta de lo que estaba haciendo, no dejaba salir a los gatitos.
*- Fuera de aquí.- le gritó, y el perro se fue corriendo con el rabo entre las patas
Todos los gatitos salieron corriendo de su escondite y fueron a dar las gracias al niño
El gatito blanco Zuri, levantaba las patitas para que el niño lo cogiera
*- Oh!, que gatito mas bonito, cómo me gustaría que te vinieras a vivir conmigo

*- Miauuuu, miauuuu.- lo que quería decir que a él también le gustaría ir
Erlantz  metió al gatito debajo de su jersey, y lo llevó a su  casa a escondidas porque no quería que su madre le viera, no le dejaba tener gatos, decía que  con un perro y dos pájaros ya era suficiente.
El perrito no estaba muy contento porque ahora el niño le haría mas mimitos al gato que a él, pero como era muy bueno no se enfadó.
Cuando llegó la hora de cenar, Erlantz escondió un poco de carne en una servilleta de papel y se la llevó al gatito que tenía escondido en su armario, de momento todo iba bien, mamá no se había dado cuenta de nada
A la mañana siguiente cuando se despertó el niño, notó un olor desagradable, ¿qué era eso?, se levantó, y vio que el gato había hecho pis y cacas en la alfombra
*- Oh, no!!!, y ¿ahora qué hago yo?
*- A desayunar!!.- su mamá le llamaba, si abría la puerta de su dormitorio notaría el olor, vería las cacas y se enfadaría muchísimo, tenía que limpiarlo y esconder al gato.
Recogió como pudo y abrió la ventana para que se fuera el olor, estaba enfadado con el gato, ¿porqué no le había dicho nada?, cuando su perro tenía que hacer cacas le gemía para que supiera lo que necesitaba.
Metió al gato en el armario y fue a desayunar, mientras tomaba los cereales con su madre, oyeron un extraño ruidito, risss, riiisss, era como si  alguien estuviera rayando algo, y el ruido venía de su cuarto. Su madre se levantó rápidamente y fu hasta el armario de su cuarto a ver qué pasaba
*- No, no.- gritó Erlantz , poniendo se delante de la puerta, no es nada, ya lo miro yo
*- ¿Qué tienes ahí dentro?, no será un animalito, ¿no?, quita de en medio y abre la puerta, por favor
Erlantz se apartó con la cabeza baja, abrió la puerta, y del armario salió de un salto el gatito blanco.
Su madre dio un grito de sorpresa:
*- Pero qué es esto?
*- Es que tenía hambre y frío……..
*- No lo creo, estos gatos viven muy bien en la calle, y ¿a qué huele?, y mira como está esa alfombra de rota, la ha rayado entera con sus uñas!!!
El gatito sonreía satisfecho, sí, él tenía las uñas mas largas de toda la zona y consideró que era muy divertido jugar con ellas en la alfombra, pero había sido una broma demasiado pesada, y mamá no iba a admitirlo.
Erlantz, miró al suelo y las lágrimas empezaron a salir, y a mamá le dio pena
*- Está bien , te lo podrás quedar, pero pero tu le vas a enseñar a hacer pis y cacas en la terraza, y lo vamos a llevar al veterinario para que le corte las uñas y no pueda destrozar la alfombra
El gatito blanco abrió los ojos horrorizado, sus uñas, sus maravillosas uñas, intentó huir pero mamá lo metió en una caja de cartón y le llevaron al veterinario donde le cortaron las uñas. El gatito se quedó muy triste, pero aprendió la lección,  y decidió que nunca mas iba a utilizar las uñas ni para quitar la comida a sua amiguitos, ni para gastar ninguna broma pesada a nadie. Cuando le volvieran a crecer las utilizaría bien, sin molestar a nadie.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado

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