martes, 10 de mayo de 2016

LA ISLA DE LOS ANIMALITOS QUE HABLAN






Había una vez en una montaña lejos de casas y pueblos, vivía un grupo de ovejitas y cabritillas que salían todos los días a comer hierba fresca. Les llevaba Erlantz, el pequeño pastorcillo.
Por la mañana le despertaba su mamá, le ponía un buen desayuno de leche con galletas, y muy contento iba a buscar a Laidita y Ametzu su perrillos pastores que le ayudaban con las ovejas. Les daba su desayuno, les gustaba el pan con jamón york, y juntos iban al cobertizo que había al lado de la casa y donde dormían las ovejas y las cabritillas.
Subían por un caminito muy empinado entre rocas, hacia la parte de arriba de la montaña y allí se encontraban con un montón de zonas verdes, sin árboles, donde la hierba era alta, fresca y muy jugosa. A las cabritillas y a las ovejitas les encantaba este sitio. Se ponían todas a comer mientras Erlantz y sus perritos tomaban el sol.
Un día que Erlantz se había quedado dormido, Laidita y Ametzu estaban olisqueando cerca de la entrada al bosque,  De pronto Laidita se puso a ladrad y Ametzu la imitó. Erlantz se levantó de un salto y se acercó a ver que pasaba, si se acercaba un animal salvaje como un oso, o un lobo, debía de llevarse corriendo a sus ovejitas y cabritillas hasta casa.
Mandó callar a los perritos y miró desde detrás de un árbol, no vio nada, pero Laida y Ametz temblaban de rabia. Escuchó un ruidito extraño, era como si algo o alguien se acercara arrastrándose por el suelo.
Laida y Ametz fueron dando pasitos hacia atrás, y Erlantz agachado como estaba empezó a hacer lo mismo, seguro que aquello era una serpiente!!
Sin embargo, cuando ya estaba a punto de echar a correr, se quedó quieto mirando con los ojos muy abiertos, se estaba acercando a él rodando un pelota del tamaño de una pelota de futbol iluminada con todos los colores del arcoíris, salía por un lado el rojo, por otro el azul, por otro el amarillo….
Cuando llegó al final de los árboles donde se encontraba Erlantz, la pelota se detuvo y empezó a pitar: Laida y Ametz volvieron a ladrar como locos.
La pelota se calló y de repente se abrió y de su interior salió una ardillita blanca que llevaba un sombrero azul.
Erlantz no podía pronunciar palabra, no había visto nunca nada igual, hasta Laida y Ametz se habían quedado mudos de la sorpresa
*- Hola.- dijo con vocecita chillona la ardilla
Erlantz dio un salto hacia atrás
*- Pu, pu…., puedes hablar!!
*- Si claro, tú también, no?
*- Pero, es que tu eres una ardilla, y las ardillas no hablan, no?
*- Pero es que yo no soy una ardilla normal, no soy de aquí, yo vengo de un bosque de otro país, donde todos los animalitos hablan. ¿Tus perros no dicen nada?
Erlantz negó con la cabeza
*- Ellos ladran, es su forma de hablar
*- Ya veo.- respondió la ardillita.- yo estaba volando en mi pequeña nave espacial.- y señaló a la pelota abierta.- cuando una fuerte tormenta con muchos truenos ha estropeado el motor y he tenido que aterrizar en este bosque y debo pedir ayuda, pero no sé si podréis ayudarme, no me parecéis muy listos
Esta vez Erlantz se enfadó de verdad
*- Oye tú, no te pases, que el que necesita ayuda eres tú!
*- Vale, vale, no te enfades. ¿Tu podrías ayudarme a volver a mi bosque?
*- Pues supongo que si, pero tendrías que decirme donde está
*- No lo sé, acuérdate de que me he perdido
*- Pues dame alguna pista…., ¿Cómo es?,
*- Pues es muy verde, hay muchos animales,…..
*- Todos los bosque son así….
*- Hay muchos ríos, lagos y cataratas……..
*- Espera.- gritó Erlantz.- eso sí que podría ayudarnos,  ¿Qué mas?
*- Está en una isla, la verdad es que ahora que lo dices no viene nadie de otros bosques
*- ¿hace frío o calor?
*- Ahhh, siempre hace calor, nosotros siempre estamos en la playa jugando. Yo suelo ir con mi primo Pancho, que es un mono muy divertido.
*- Vale, entonces tenemos que buscar una isla, en el sur (donde siempre hace calor), que tenga muchos ríos, lagos y cataratas, ufff! Que difícil!
*- Y si le decimos al Aquila que siga el rastro que ha dejado en el cielo esa nave redonda?.- pregunto Laida
Erlantz casi se cae del susto:
*- Laida!.- gritó.- sabes hablar?
*- Pues claro, Ametz también, en realidad todos los animales sabemos hablar, pero no lo hacemos delante de los humanos.
*- A mi me parece muy buena idea pedir ayuda al Aguila.- dijo Ametz
Erlantz, se levantó cruzó las manos encima de la boca y sopló haciendo un ruido que era como un silbido, todas las ovejas y las cabritillas empezaron a gritar también llamando al águila. Al cabo de un rato apareció volando por encima de sus cabezas con las alas muy abiertas y descendió, posándose en el suelo delante de ellos.
*- Tranquila.- le dijo Laida.- puedes hablar, ya le hemos contado a Erlantz nuestro secreto.
*- Verás.- dijo Erlantz, estamos buscando una isla, donde siempre hace calor, y hay  muchos ríos, lagos y cataratas,
*- Creo que la conozco, ya sabéis que suelo volar por encima del mar, buscando pececillos para de vez en cuando comer pescado…, y en una ocasión ví una isla que me llamó la atención porque estaba muy escondida, casi no se veía y es como dices tú. Si quereis os puedo llevar
*- Cómo?.- preguntó Erlantz otra vez sorprendido
*- Puedo llamar a mi amigo el águila colorada y nos engancharemos un carrito parecido a un trineo, que solemos usar en estas ocasiones. Os podemos llevar a ti, a Laida, a Ametz y a la ardillita blanca
*- Podemos llevar también mi nave voladora?
*- No , pesaría demasiado, es mejor que vengan tus amigos a buscarle luego con otra nave
*- Vale.- dijo la ardillita un poco triste.
Los cuatro montaron en el carro tirado por las águilas y pronto llegaron volando hasta la isla de la ardillita blanca. La ardillita les dijo dónde aterrizar y bajaron al suelo.
Llegó todo tipo de animales a ver quién había llegado en una carroza tan extraña, y todos hablaban:
*- Ehhh!.., si es Zuri, nuestra ardillita
*- Mirad, es un carro tirado por águilas,
*- Y viene un humano!! Rápido corred!!!
*- Nooooo!!!, que es amigo mío.- gritó Zuri la ardillita, me han ayudado a venir hasta aquí. Mi nave se rompió, tuve que aterrizar y Erlantz y sus perros me han ayudado a volver, son amigos de todos los animalitos
Todos los animalitos se acercaron a Erlantz a mirarle de cerca
El chimpancé le tocó la cara, el reno le dio un lametazo chupándolo entero, el osito se colgó de su cuello, el elefante bebé le dio un soplido con su larga trompa….
*- Juega con nosotros, juega con nosotros…..
*- No puedo.- dijo Erlantz.- he dejado solas a las ovejitas y a las cabritillas, tengo que volver y llevarlas a casa, pero a los tres, a
Laida a Ametz y a mi nos encantaría volver a jugar con vosotros.
El elefanta que era el mas sabio dijo
*- Para que puedas venir cuando quieras, con tus perros, a jugar con nosotros, te vamos a regalra una pequeña nave espacial como las nuestras en la que cabéis los tres. Solo tienes que tener cuidado de tenerla escondida cuando estés en tu casa, porque no queremos que los mayores descubran nuestra isla, ni nuestro secreto de que sabemos hablar.

Y así fue como Erlantz, Laida y Ametz, se hicieron  amigos de los animalitos y les visitaban casi todos los días para jugar con ellos


Y colorín  colorado… este cuento se ha acabado

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